El Colegio Santa María Goretti de Concón como «Obra en Pastoral», tiene como dimensión fundamental su carácter evangelizador, del cual da razón todo el proceso de la Obra; Toda nuestra comunidad cristiana católica (Directivos, docentes, estudiantes, padres y apoderados) se va identificando y comprometiendo con una práctica eclesial evangelizadora, desde la Palabra, la oración, el testimonio, el compromiso, la búsqueda de Dios a través de la ciencia y la celebración, así como del carisma congregacional y el compromiso con el bien común, como una expresión de servicio.
Esta acción pastoral está iluminada por el Evangelio donde descubrimos la misericordia de Jesús. Todas las áreas del conocimiento son cobijadas según la pedagogía de Jesús, nuestro Maestro, que busca convertir la ciencia en sabiduría para enfrentar y aliviar el sufrimiento humano.
Docentes, la cualificación profesional y la idoneidad para el desempeño de cualquier trabajo, no es lo que, en primera instancia, define la participación en una Obra en Pastoral. La profesión es un medio y no un fin para la realización de la vocación. En La vocación del seguimiento de Jesús, desde un Carisma específico y práctica de servicio a la construcción de Reino, el quehacer profesional asume un carácter misionero, profético, trasformador de las lógicas del mercado y consumo.
El Colegio comienza desde el año 2012, una vivencia explicita en pastoral según los principios cristianos y católicos al modo de la tradición formativa de la Presentación, tiene en cuenta lo siguiente:
Sólo así podremos guiar a las nuevas generaciones al encuentro con Jesucristo.
- Asesoramiento y orientación espiritual del capellán.
- El liderazgo y la formación en valores de generosidad, compromiso y
- El compromiso de discípulos misionero.
- Que los educadores ejerzan un ministerio eclesial que no se limita a brindar solidaridad a través de la pastoral social.
- Creación de espacios de integración, acogida y diálogo con los padres de información científica, sino que debe ir más allá, llegando a la formación y el fortalecimiento de valores.
- Una formación permanente debe preocuparse de nuestro perfeccionamiento educativo y misionero, familia, acercar a las familias a nuestro quehacer educativo académico y espiritual.